sexta-feira, 27 de outubro de 2017

8 chaves para entender o Halloween: o consumista, o satanista e as alternativas cristãs

Los disfraces de zombis son divertidos, pero los muertos de ficción
no deberían distraernos de nuestros difuntos reales
P.J.G., ReligiõnenLibertad, 22 de Outubro de 2017

La noche del 31 de octubre muchos celebran el festival de Halloween, una fiesta de origen norteamericano que se ha extendido por Occidente a través de las películas, la afición al género de terror, los disfraces, una cierta cultura de la transgresión y las clases de inglés en los colegios. Vale la pena entender esta nueva moda, sus orígenes, efectos y alternativas.

1. El origen del nombre

La Solemnidad de todos los Santos es el 1 de noviembre y en la Iglesia se empieza a celebrar desde la noche anterior. Por ello la noche del 31 de octubre, en el inglés antiguo, era llamada «All hallow’s eve» (víspera de todos los santos). Más adelante esta palabra se abrevió a «Halloween».

2. Las raíces celtas y el trato con muertos

Antropólogos e historiadores consideran que al menos desde el siglo VI antes de Cristo los celtas del noroeste europeo celebraban el fin de año con la fiesta de «Samhein» (o Samon), festividad del sol que se iniciaba la noche del 31 de octubre y que marcaba el fin del verano y de las cosechas.

Creían que el dios de los muertos permitía esa noche que los difuntos llegaran a la tierra, cosa preocupante para los vivos, que debían buscar las formas de protegerse, bien con sacrificios (a veces humanos) o, según otros, disfrazándose para no ser reconocidos.

Como las fronteras con el Otro Mundo se debilitaban, también era un buen momento para practicar adivinación, hablar con ciertos dioses, con los muertos, buscar lo oculto... En este caso la motivación ya no era el respeto a los difuntos y servirlos (o protegerse de ellos) sino la búsqueda de poder, la idea de que con la metodología adecuada (magia, brujería, poder al fin y al cabo) es posible forzar o engañar al Otro Mundo a entregar sus secretos o su fuerza.

3. La coincidencia con Todos los Santos

Muchos pueblos celtas cristianizados mantuvieron a nivel popular distintas costumbres y festejos de origen pagano. Además, la coincidencia cronológica de la fiesta pagana del «Samhein» con la celebración de Todos los Santos (fiesta luminosa de los que están en el Cielo y ven a Dios) y que el 2 de noviembre se celebre la de los Fieles Difuntos (aquellos que están en proceso de purificación, camino del Cielo, por los que hay que orar), mezcló los festejos en las mismas fechas. Todos coinciden en abordar el trato entre este mundo y el de la Otra Vida.

En los primeros siglos del cristianismo latino, la fiesta de Todos los Santos se celebraba en la luminosa primavera, en mayo, después de la Resurrección de Cristo, y buscaba conmemorar a todos los mártires sin una fecha propia. En el año 835 la Iglesia Occidental empezó a trasladar al 1 de noviembre la fiesta de Todos los Santos. La de Fieles Difuntos colocada en el 2 de noviembre fue potenciada por San Odilón, abad de Cluny, hacia el año 998. Se trataba, en cualquier caso, de cristianizar el trato de los fieles con los difuntos, recordando que sólo Cristo es Señor de vivos y muertos, vencedor de la Muerte y Camino, Verdad y Vida.

Frente a las inacabables negociaciones del pagano con las siempre irascibles y peligrosas almas de los muertos, el cristianismo enseña que Cristo y Dios Padre se aseguran del destino de cada difunto y protegen a los vivos.

Como insiste el canto bizantino: «Cristo resucitó de entre los muertos, y con su muerte venció a la Muerte; a los que estaban en el sepulcro ha dado vida». Eso es mucho más poderoso que la simple gestión pagana o espiritista para evitar que las almas difuntas molesten.


4.  Las calabazas y el «truco o trato» eran cristianas
y moralizantes

Parece que Halloween entró en Estados Unidos a través de los inmigrantes irlandeses y se implantó como un A través del arribo de algunos irlandeses a Estados Unidos, se introdujo en este país el Halloween, que llegó a ser parte del folklore popular del país norteamericano.

La famosa calabaza con una vela dentro (Jack O´Lantern) se ha conservado en Irlanda ligada a una leyenda moralizante y cristiana. El tal Jack creía ser muy listo en vida: no hacía caso a Dios, prometía cosas que nunca cumplía e incluso engañó al diablo tres veces. Pensaba que jurar en vano no tendría consecuencias. Pero cuando llega a la otra vida, ni San Pedro le deja entrar en el Cielo ni el diablo en el infierno. El diablo le castiga a errar por el mundo con una calabaza hueca y una llama en su interior como única iluminación. La enseñanza es clara: «Jack» no es un símbolo de alegría ni luz, sino un castigo por haber tratado de engañar a la Justicia Eterna con promesas incumplidas.

La tradición irlandesa – que los emigrantes llevaron a EEUU – de que los niños pidan caramelos por las casas con la amenaza «truco o trato» en su origen tenía también un elemento de penitencia cristiana. Con la sensación de año que acaba (el otoño marcaba el fin del año celta) los niños cristianos iban por las casas del vecindario pidiendo perdón por sus pequeñas travesuras; los vecinos, como signo de reconciliación, regalaban un dulce a los chicos y volvía la paz entre familias a las comunidades rurales. Borrón y cuenta nueva. Algo muy cristiano que se fue perdiendo en versiones posteriores.

5. El Halloween consumista

El Halloween mundano y consumista, por el contrario, olvida por completo al difunto real – puesto que eso obligaría a pensar seriamente en el sentido de la vida – y lo sustituye por el difunto ficticio, o sea, el monstruo, el no muerto, el vampiro o el zombie... y procurando no profundizar demasiado en una narrativa (la novela «Drácula», por ejemplo, es demasiado católica para el gusto moderno), pasando rápidamente a la bebida y la diversión.

Unas calabazas, unas telarañas, y les cobras 10 euros la copa...
así el comercio apoya Halloween
Los comercios han apoyado la fiesta porque les hace vender: se vende turismo, alcohol, disfraces, cine, teatro, ocio, fiesta en general. En un país volcado en el ocio, la fiesta y el turismo como España es inevitable que algo asi se fomente desde las patronales.

Entre los adultos jóvenes, exceptuando aquellos que les guste específicamente el cine o la literatura de terror, es una mera excusa para beber, ir de fiesta y ligar. Las tiendas de disfraces hace años que tienen comprobado que los disfraces femeninos que se venden o alquilan más en octubre no son estrictamente de miedo, sino «sexis»: «diablesa sexy», «bruja sexy», «vampiresa sexy»...

En la tienda de disfraces Maty, de Madrid, explicaban a Europa Press que a sus clientas el miedo les da igual. Ellas quieren gustar. «Nosotras pedimos estar guapas vayamos a donde vayamos y queremos un esqueleto ceñido, provocativo, y que el maquillaje favorezca aunque sea de calavera», argumenta.


Por su parte, las niñas pequeñas quieren lo que salga en la TV (por lo general, las Monster High) y los únicos de verdad interesados en intentar dar miedo son los niños varones.

6. El Halloween esotérico o satanista

Un peligro del «Halloween mundano» o «consumista» es que puede llevar al «Halloween esotérico» o demoníaco. El primero anima a «disfrutar al límite en esta noche especial», con un elemento de «arriésgate, asume peligros». El segundo refuerza esa idea: «en esta noche especial, da un paso más, arriésgate a lo sobrenatural y adquirirás poder».

Grupos satánicos, esotéricos y brujeriles en general han heredado de los celtas la idea de que se trata de una noche «poderosa», en la que los rituales obtienen «poder». Es evidente que en otras culturas (africanas o asiáticas) las noches «poderosas» para hacer brujería son otras. La lógica señala, por lo tanto, que no hay ninguna noche más poderosa que otra.

Ex-satanistas explican que en esta noche se realizan los rituales supuestamente de «más poder», para los que algunos grupos intentan conseguir víctimas humanas, que pueden ser voluntarios fanáticos, jóvenes drogados o bebés o niños. Pero en nuestra sociedad moderna, matar una persona y hacerla desaparecer, sin más, es muy complicado. Los miembros de estas sectas dicen que emplean la fecha como nuevo año satánico y «cumpleaños del diablo».

7. ¿Hay verdadero poder mágico?

La Iglesia responderá a los brujos que si obtienen algún poder será de origen demoníaco, sólo por un tiempo, engañoso y a precio muy caro como se revelará más adelante. Tratar con lo demoníaco es como tratar con la mafia que asegura protegerte: te engancha y te cobra tarifas brutales. La misma leyenda original de Jack O'Lantern enseñaba eso: no sale a cuenta tratar con el demonio y sus engaños. Con todo, el 99,9% de lo que pueda interesar al demonio en esta noche probablemente es el mero hedonismo, despilfarro o superstición. 

8. Alternativas cristianas

Un punto débil de Halloween es que, al contrario que la fiesta de los Reyes Magos, por ejemplo, no tiene una historia, un cuento, una leyenda, no hay una narrativa fundacional para contar. En España esta función la cumplió mucho tiempo el «Don Juan Tenorio» de Zorrilla, con su historia de un seductor al que se aparece un difunto explicándole lo que espera en la Otra Vida. Lo cierto es que incluso las historias de monstruos y zombies terminan haciendo pensar en el bien y el mal, y eso es subversivo en nuestro mundo de relativismo. Cada vez que se repone una película tan ortodoxa como «El exorcista» hay algo que chirría en la sociedad posmoderna hedonista y comodona.

Muchas parroquias y colegios celebran actividades de «Holywins» («lo santo gana», en inglés) desde hace años, que funcionan bien. Consisten en disfrazar a los niños de santos y animarles a conocer la historia de su santo. Una figura histórica real, con una historia que contar, es más poderosa que una mera fiesta de disfraces. Ha habido santos guerreros, princesas, decapitados, mutilados... cualquier cosa que guste a un niño o niña puede encontrar su disfraz de santo adecuado.


Hay tradiciones cristianas que se mantienen con fuerza. Mucha gente que no va a misa durante el año sí que va en Todos los Santos. En Fieles Difuntos se visitan los cementerios, se ponen flores y a menudo se celebra misa en el cementerio mismo. Los sacerdotes deberían ir allí donde están las personas con inquietudes espirituales, y el 2 de noviembre están en los cementerios.

Los postres tradicionales (buñuelos de viento, huesos de santo y otros tipos de dulces tradicionales) pueden dar ocasión para hablar en casa de la fiesta. Los hijos pueden acompañar a padres y abuelos en la visita a cementerios.

Pero lo que de verdad puede contrarrestar el Halloween consumista es hablar de los muertos de verdad, de los difuntos, de nuestros seres queridos que ya murieron y de las condiciones en que nos reencontraremos con ellos... Recordarlos y orar por ellos es un auténtico contacto con la Otra Vida, que gestiona Dios. Eso es algo profundamente instalado en el corazón de cualquier ser humano que ya haya perdido un ser querido. Detenerse un momento y reflexionar sobre eso puede transformar a una persona.





O cardeal Müller deixa claro que a obra de Lutero «teve um efeito contrário à vontade de Deus»

El cardenal Müller ha sido prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe durante cinco años

ReligiõnenLibertad, 24 de Outubro de 2017

Durante este 2017 se están multiplicando los actos de conmemoración por los 500 años de la Reforma protestante que provocó Martín Lutero. Algunos de estos actos se están produciendo también en el seno de la Iglesia Católica. Esta semana, en la Universidad Lateranense, el secretario general de la Conferencia Episcopal Italiana, monseñor Nunzio Galantino, llegó a decir que «la reforma iniciada por Martín Lutero hace 500 años fue un acontecimiento del Espíritu Santo». 

Ante situaciones como esta, el cardenal Gerhard Müller, ha querido aclarar en un contundente artículo publicado en La Nuova Bussola Quotidiana estas declaraciones y mostrar cuál es la verdadera herencia dejada por Lutero y porque la Reforma tuvo «un efecto contrario a la voluntad de Dios»:

La de Lutero no fue reforma, sino una revolución

Hay una gran confusión hoy al hablar de Lutero, y hay que decir claramente que desde el punto de vista de la teología dogmática, desde el punto de vista de la doctrina de la Iglesia, no fue una reforma, sino una revolución, esto es, un cambio total de los fundamentos de la fe católica. No es realista sostener que su intención era solo luchar contra algunos abusos con las indulgencias o contra los pecados de la Iglesia del Renacimiento. Abusos y malas acciones han existido siempre en la Iglesia, no solo en el Renacimiento, sino también hoy. Somos una Iglesia santa a causa de la gracia de Dios y de los sacramentos, pero todos los hombres de la Iglesia son pecadores, todos tienen necesidad de perdón, de contrición, de penitencia.

Esta distinción es muy importante. Y en el libro escrito por Lutero en 1520, De captitivate Babylonica ecclesiaeaparece absolutamente claro que Lutero dejó atrás todos los principios de la fe católica, de la Sagrada Escritura, de la Tradición apostólica, del magisterio del Papa y de los Concilios, del episcopado. En este sentido, trastocó el concepto de desarrollo homogéneo de la doctrina cristiana, tal como se explicaba en el Medioevo, llegando a negar el sacramento como signo eficaz de la gracia contenida en él; sustituyó esta eficacia objetiva de los sacramentos por una fe subjetiva. Lutero abolió cinco sacramentos, y negó también la Eucaristía: el carácter sacrificial del sacramento de la Eucaristía, y la conversión real de la sustancia del pan y del vino en la sustancia del cuerpo y de la sangre de Jesucristo. Y aún más: definió el sacramento del orden episcopal, el sacramento del orden, como una invención del Papa (definido como el Anticristo) y no como parte de la Iglesia de Jesucristo. Nosotros decimos, por el contrario, que la jerarquía sacramental, en comunión con el sucesor de Pedro, es un elemento esencial de la Iglesia católica, no solo un principio de una organización humana.

Para Müller, la obra de Lutero no fue una reforma, fue una revolución / Imagen de la película Lutero
Por esto no podemos aceptar que la reforma de Lutero sea definida como una reforma de la Iglesia en sentido católico. Una reforma católica es una renovación de la fe vivida en la gracia, en la renovación de las costumbres, de la ética, una renovación espiritual y moral de los cristianos; no una nueva fundación, una nueva Iglesia.

Por tanto es inaceptable afirmar que la reforma de Lutero «fue un acontecimiento del Espíritu Santo». Al contrario, fue contra el Espíritu Santo. Porque el Espíritu Santo ayuda a la Iglesia a conservar su continuidad por medio del magisterio de la Iglesia, sobre todo en el servicio del ministerio petrino: Jesús fundó Su Iglesia solo sobre Pedro (Mt 16, 18), que es «la Iglesia del Dios vivo, columna y sostenimiento de la verdad» (1 Tim 3, 15). El Espíritu Santo no se contradice a sí mismo.

Se oyen muchas voces que hablan con demasiado entusiasmo de Lutero, sin conocer exactamente su teología, sus polémicas y los efectos desastrosos de este movimiento, que supuso la destrucción de la unidad de millones de cristianos con la Iglesia católica. Podemos valorar positivamente su buena voluntad, su lúcida explicación de los misterios de la fe común, pero no sus afirmaciones contra la fe católica, sobre todo en lo que respecta a los sacramentos y a la estructura jerárquico-apostólica de la Iglesia.

Ni siquiera es correcto afirmar que Lutero tenía inicialmente buenas intenciones, entendiendo con ello que fue la posterior actitud rígida de la Iglesia la que le empujó por el camino equivocado. No es verdad: Lutero tenía, sí, la intención de luchar contra el comercio de indulgencias, pero su objetivo no era la indulgencia como tal sino en cuanto elemento del sacramento de la penitencia.

Tampoco es cierto que la Iglesia haya rechazado el diálogo: Lutero primero tuvo primero una disputa con Johann Eck, luego el Papa envió como legado al cardenal Gaetano para dialogar con él. Se puede discutir sobre las formas, pero cuando se trata de la esencia de la doctrina, es preciso señalar que la autoridad de la Iglesia no cometió errores. De lo contrario, habría que sostener que la Iglesia ha enseñado durante mil años errores de fe, cuando sabemos – y este es un elemento esencial de la doctrina – que la Iglesia no puede equivocarse en la transmisión de la salvación en los sacramentos.

El libro de Pelliciari, que puede comprar pinchando AQUÍ, profundiza
en algunas de las tesis defendidas por Müller
No se debe confundir los errores personales y los pecados de las personas de la Iglesia con errores en doctrina y los sacramentos. Quien lo hace cree que la Iglesia es sólo una organización hecha por hombres y niega el principio de que Jesús mismo fundó su Iglesia y la protege en la transmisión de la fe y de la gracia en los sacramentos a través del Espíritu Santo. Su Iglesia no es sólo una organización humana: es el cuerpo de Cristo, donde existe la infalibilidad del Concilio y del Papa en una modalidad precisamente descrita. Todos los concilios hablan de la infalibilidad del Magisterio, en la proposición de la fe católica. En la confusión actual, muchos han llegado para revertir la realidad: creen que el Papa es infalible cuando habla en privado, pero luego, cuando los papas a lo largo de la historia han propuesto la fe católica, dicen que es falible.

Ciertamente, han pasado 500 años, no es el momento de la controversia sino de la búsqueda de la reconciliación: pero no a costa de la verdad. No se debe confundir. Si por una parte debemos saber entender la eficacia del Espíritu Santo en aquellos otros cristianos no católicos de buena voluntad, que no han cometido personalmente este pecado de separación de la Iglesia, por otra no podemos cambiar la historia, lo que sucedió hace ya 500 años. Una cosa es tener el deseo de tener buenas relaciones con los cristianos católicos de hoy, con el fin de acercarse a una plena comunión con la jerarquía católica y con la aceptación de la tradición apostólica, según la doctrina católica; otra cosa es la incomprensión o la falsificación de lo que sucedió hace 500 años y del efecto desastroso que tuvo. Un efecto contrario a la voluntad de Dios: «…«Para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado (Juan, 17,21)».

Traducción de Carmelo López-Arias





quarta-feira, 25 de outubro de 2017

Crepúsculo islâmico sobre a Alemanha


Guy Millière, Gatestone, 23 de Outubro de 2017

Pelo facto de a Alemanha ter cometido genocídio, ficou impregnada de aversão e repúdio de si mesma e da sua própria identidade. A Alemanha voltou-se para a construção europeia a procurar definir-se de europeia para não chamar a si própria de alemã.
  • A gradual substituição da população não muçulmana pela muçulmana está em andamento. Quarenta por cento das crianças com menos de cinco anos nascidas na Alemanha, têm raízes estrangeiras.
  • O demógrafo Michael Paulwitz salientou, há um ano, a não ser que as tendências actuais sejam revertidas, os alemães serão minoria no seu próprio país, eventualmente num espaço de tempo de quinze a vinte anos.
    As previsões indicavam que as eleições legislativas na Alemanha levariam Angela Merkel à vitória. Os resultados foram bem diferentes do esperado. A «vitória» de Merkel mais parece um desastre: a Aliança Democrata Cristã (CDU/CSU) conquistou 33% dos votos — 9% a menos de que há quatro anos, o pior desempenho desde 1949. O Partido Social-Democrata (SPD), que governou o país sob a liderança de Merkel nos últimos quatro anos, perdeu mais de 5% dos votos descendo de 25,7% para 20% —  o pior resultado da sua história. Já o partido Alternativa para a Alemanha (AfD), partido conservador nacionalista criado em 2013 obteve 12,6%, entrará pela primeira vez no Parlamento. Die Linke, esquerda marxista, conquistou 9%. Como nem o SPD nem o Die Linke participarão no próximo governo e, como o AfD se opõe radicalmente às políticas de Merkel, ela terá somente dois parceiros para escolher: o libertário Partido Liberal Democrata (FDP) e Os Verdes: o posicionamento dos dois sobre a maioria dos temas, ao que tudo indica, é incompatível.

    Angela Merkel continuará a ser chanceler por falta de uma oposição viável, principalmente porque não havia outra opção convincente: há seis meses, dois terços da população alemã queria que outro tomasse o seu lugar. Apenas 8% queriam que permanecesse no cargo. Martin Schultz, ex-presidente do Parlamento Europeu, candidato do SPD, não apresentou nada de novo numa campanha medíocre.

    Caso Merkel consiga formar uma coligação, será uma precária e instável coligação de partidos que irá manter a Alemanha à beira da paralisia e tornar o país adoentado na Europa do Século XXI.

    Na realidade a Alemanha já é um país doente e Angela Merkel faz parte da doença.

    Em 1945 a Alemanha encontrava-se em ruínas. O país foi reconstruído, gradualmente tornando-se a locomotiva da economia europeia. Ao recuperar a força, não se afirmou politicamente, mantendo-se discreta, humilde, arrependida, silenciosamente envergonhada. Em virtude do seu papel na guerra, relutava em recriar um exército quando as potências da OTAN pediram que o fizesse. Preferindo adoptar um posicionamento reconciliador levando-a à «Ostpolitik»: política de reaproximação com os países do bloco soviético.

    Pelo facto do nacionalismo ter levado ao nacional-socialismo, a Alemanha rejeitava qualquer forma de nacionalismo. Pelo facto de a Alemanha ter cometido genocídio, ficou impregnada de aversão e repúdio de si mesma e da sua própria identidade.

    A Alemanha voltou-se para a construção europeia a procurar definir-se de europeia para não chamar a si própria de alemã.

    Esta abordagem durou até à queda do Muro de Berlim e a reunificação do país. A reunificação foi vista pela maioria dos alemães como fruto da humildade e discrição.

    Angela Merkel, que parecia personificar uma Alemanha reunificada e próspera, herdou esta abordagem ao tornar-se chanceler em 2005.

    Os problemas vieram à baila. A economia alemã continuava próspera, mas a pobreza estava a aumentar (em 2005, 17% dos alemães eram considerados oficialmente pobres, ganhando metade do rendimento médio nacional) e o número de trabalhadores pobres estava a multiplicar-se.

    taxa de natalidade era extremamente baixa. Começou a diminuir em 1967 e rapidamente baixou para 1,5 filhos por mulher. A população, como um todo, estava a envelhecer.

    A Alemanha começou a trazer migrantes turcos para compensar a falta de mão-de-obra. Em 2000 o número de migrantes atingiu a casa dos 3,5 milhões.

    A importação de mão-de-obra de migrantes muçulmanos trouxe consigo a lenta islamização do país. Nas principais cidades foram construídas mesquitas. Escolas corânicas foram abertas. O Islão foi incorporado ao currículo das escolas públicas.

    Merkel procurava sempre o consenso a trabalhar com os sociais-democrastas durante oito dos doze anos que ocupou o cargo de chefe de governo.

    Os alemães, ao que tudo indica, aceitavam este procedimento até que Merkel decidiu abrir as fronteiras da Alemanha para uma avalanche de refugiados e migrantes do Médio Oriente, em Agosto de 2015. Mais de 1.5 milhões de pessoas entraram no país, sem nenhum tipo de critério, na sua maioria jovens do sexo masculino com direito à reunificação familiar.

    As alegações segundo as quais os refugiados iriam assimilar-se sem grandes problemas começaram a refutar com a realidade. Os estupros multiplicaram-se. A violência agravou-se.

    Em 2016 quase metade dos crimes cometidos em Berlim foram perpetrados por novos migrantes. As redes jihadistas tomaram forma. Tiveram início os actos terroristas. O anti-semitismo muçulmano levou a ataques a sinagogas. Os custos do estado de bem estar social subiram exponencialmente.

    Merkel não se arrepende. Concluída a contagem nem sequer parou para pensar: salientou que se tivesse que abrir novamente as fronteiras do país, o faria. Procurou impor as suas decisões sobre imigração em cima de relutantes países europeus como Hungria, República Checa e Polónia. Merkel continua altercando.

    A vergonha ainda desvanecendo-se está presente em milhões de memórias alemãs. Há alguns anos uma sondagem revelou que quase 70% dos alemães ficaram irritados por continuarem a serem responsabilizados ainda hoje pelos crimes cometidos contra os judeus. Aproximadamente 25% dos entrevistados concordaram com a seguinte afirmação: «muitos judeus usam o Terceiro Reich da Alemanha para obter benefícios». Recentes pesquisas de opinião revelaram que entre 33% a 50% dos alemães vêem Israel como o equivalente político da Alemanha nazi. É comum o governo alemão fingir que está a dar lições de moralidade a Israel, mas jamais critica líderes terroristas como Mahmoud Abbas.

    A Alemanha continua no seu posicionamento de condescendência, defendendo e fortalecendo os laços económicos com regimes inescrupulosos como o Irão. O exército alemão está tão mal equipado que em vez de armas usa cabos de vassouras nos exercícios militares. Pesquisas de opinião mostram que a população alemã acredita que a principal ameaça à paz mundial não vem do Irão ou da Coreia do Norte, mas dos Estados Unidos. A Alemanha é hoje o país mais antiamericano do mundo ocidental. Stern a revista semanal mais famosa da Alemanha, recentemente colocou na capa do semanário uma imagem de Donald Trump a fazer a saudação nazi coberto pela bandeira americana.

    O desempenho da economia é baixo. A economia alemã baseia-se essencialmente na actividade industrial e não está adaptada para a era digital. O crescimento do PIB diminuiu, o desempenho inovador é tímido, a produtividade encontra-se estagnada. Desde 2008 o aumento da produtividade foi de apenas 0,5%. O programa para suspender o funcionamento de centrais nucleares em nome da «protecção ao clima» causou o aumento generalizado do preço da energia eléctrica, as famílias e as empresas suportam com o ônus financeiro de simular um dos custos de energia eléctrica mais elevados do primeiro mundo. Os imigrantes sem qualificação profissional do mundo muçulmano não têm condições de substituírem os profissionais alemães qualificados que se aposentam ou que morrem. O número de pobres continua a crescer. A capacidade de receber imigrantes chegou ao limite, as condições de vida em muitos abrigos são precárias: o chão não é limpo regularmente e fica sujo de sangue, urina, fezes durante dias, a invasão de baratas é frequente. O representante alemão da Imigração disse recentemente que apenas um terço a um quarto dos refugiados que vieram para a Alemanha tem condições de entrar no mercado de trabalho. Os demais irão depender das benesses do governo pelo resto das suas vidas.

    As doenças praticamente erradicadas, como a tuberculose, estão de volta. Não há mais vacinas porque os europeus pararam de fabricá-las.

    média de idade da população na Alemanha é de 46,8 anos. A gradual substituição da população não muçulmana pela muçulmana está em andamento. Quarenta por cento das crianças com menos de cinco anos nascidas na Alemanha têm raízes estrangeiras. Desde 2005 a população dos recém-chegados aumentou 24%, enquanto a população autóctone encolheu 5%.

    Demógrafos salientam a não ser que as tendências actuais sejam revertidas, os alemães serão minoria no seu próprio país, eventualmente num espaço de tempo de quinze a vinte anos.

    Nada no momento indica que esta tendência irá mudar.

    A maioria da imprensa alemã está a interpor-se com a correcção política. Jornais e revistas defendem o multiculturalismo e não abordam as mazelas mais urgentes do país: crescimento económico enfraquecido, envelhecimento populacional e islamização. Inúmeros jornalistas, professores e escritores sustentam que a cultura alemã não existe. Quando livros que criticam o Islão estão em vias de se tornarem best-sellers, os autores são imediatamente demonizados. Deutschland schafft sich ab («A Alemanha está-se abolindo») foi um enorme sucesso em 2010, mas o escritor, Thilo Sarrazin, foi imediatamente tratado como «racista» e marginalizado de todos os debates políticos. Rolf Peter Sieferle, ex-assessor de Angela Merkel, escreveu vários artigos descrevendo a autodestruição da Alemanha. «Uma sociedade que não sabe a diferença que há entre ela e as forças que a dissolvem moralmente gasta mais do que arrecada» salientou em 2015. Insultado e rejeitado por aqueles com quem costumava trabalhar, suicidou-se em Setembro de 2016. Uma colectânea das suas observações foi publicada após a sua morte: Finis Germaniae («O fim da Alemanha»).

    O partido político Alternativa para a Alemanha (AfD) promete agitar o «Bundestag». Os 12,6% dos votos conquistados, sem dúvida, lhe darão expressividade. Os seus líderes são tratados pelos media e por outros partidos políticos como se fossem a encarnação do diabo. O ministro das Relações Exteriores Sigmar Gabriel soou o alarme em relação à entrada de «nazistas de verdade» no parlamento. Um cacique do partido Die Linke, de extrema-esquerda perguntou: «será que não aprendemos as lições da guerra?». Os líderes judeus estão assustados: o Dr. Josef Schuster, presidente do Comité Central dos Judeus da Alemanha salientou que o partido AfD usa estratégias comumente usadas por aspirantes a «ditaduras fascistas».

    Contudo, o partido AfD não é nazista. Os seus militantes temem que a Alemanha e os alemães desapareçam sob o peso do Islão. Os nazistas eram anti-semitas, militaristas, socialistas, almejando a conquista. O AfD não é anti-semita, nem militarista, nem socialista e não quer conquistar outros países. Os líderes judeus da Alemanha estão assustados porque acreditam que se o AfD é hostil a uma minoria, no caso os muçulmanos, poderá também ser hostil a outras minorias. Provavelmente estão equivocados. Não há comparação entre muçulmanos e judeus. O AfD apoiou fortemente o direito de Israel de existir e o direito de Israel combater a ameaça islâmica posicionada contra o país.

    Militantes do AfD fizeram declarações polémicas sobre soldados alemães e sobre o Memorial do Holocausto de Berlim.

    Ao mesmo tempo, o AfD é actualmente o partido mais pró-Israel da Alemanha. É também o único partido que prevê de forma contundente o verdadeiro perigo da Alemanha tombar num crepúsculo islâmico.

    É possível que a Alemanha se recupere? Veremos. O que está em jogo, no entanto, é de longe muito mais do que a Alemanha.